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domingo, 10 de mayo de 2015

SANTA CATALINA DE SIENA

DIRECCIÓN: Espejo y Flores 779, centro histórico de Quito
TELÉFONO: (593 2) 228 4000
HORARIO: lunes a viernes 09h00 a 17h00/ sábado 09h00 a 12h30
PRECIOS:
Adultos $2,50
Universitarios $1,00
Niños, tercera edad y personas con capacidades diferentes $0,60


Después de más de 400 años en el misterio, las Madres del Claustro de la orden de Predicadores, abrieron sus puertas al público a través del Museo Monacal de Santa Catalina de Siena el 10 de agosto del 2005. El museo cumple su misión evangelizadora mediante la exposición de su patrimonio artístico-religioso, cuenta con obras originales de La Escuela quiteña de artes, pinturas de Samaniego y esculturas de Legarda, entre otros artistas.
El museo nació como proyecto de autogestión dirigido por Sor Mercedes Quintana, cuyo objetivo era mostrar a los visitantes las distintas actividades de las internas, algunas obras de arte de la escuela quiteña, y la historia de varios ilustres que se relacionaron con este lugar, como Manuelita Sáenz, Gabriel García Moreno, Azcázubi, entre otros.
El Monasterio de Santa Catalina de Siena, que data del siglo XVI, es uno de los cuatro monasterios con que hace presencia la comunidad dominica en el Ecuador y es uno de los cinco monasterios femeninos de clausura más antiguos de la ciudad.
Este Museo que no sólo es uno de los más antiguos existentes en la ciudad, sino que fue la base en la que se originó el Museo de Arte Moderno e Instrumentos Musicales de la CCE e incluso el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, ya que en sus inicios esta entidad apareció como una oficina de la CCE perteneciente al Museo Nacional, encargada de velar por el patrimonio artístico, funcionando en la planta baja de la edificación.
El museo dispone de nueve salas y dos pasillos, donde los visitantes pueden observar pinturas y esculturas del siglo XVIII, así como algunos instrumentos utilizados por las hermanas para la elaboración de bordados, prendas de vestir y productos (tanto de consumo como de uso tópico), elaborados con ingredientes naturales.


Así también, en una urna se exhiben parte de los restos de Gabriel García Moreno junto con fotografías y una gorra, con las que habría sido sepultado el ex presidente en el interior del Monasterio.


El recorrido inicia en un espacio reducido donde se encuentra la ‘banca de la fertilidad’, un mueble del siglo XVIII perteneciente a Sor Catalina de Jesús Herrera, guayaquileña que formó parte de esta comunidad religiosa a la edad de 23 años.
A esta banca se le han atribuido algunos milagros relacionados con la concepción. Las parejas creyentes que no pueden tener bebés vienen a este lugar a realizar un novenario con la esperanza de que se les realice el milagro.


Otro de los rincones, muy visitado por los nacionales y extranjeros, es la sala de las advocaciones de la Virgen María, donde su imagen reposa sobre un lecho fabricado en madera y a su medida.
Se menciona que hace cuatro años empezó a aparecer una especie de escarcha en la vestidura de la Virgen y a su alrededor, por lo que la gente que la visitaba empezó a llamarla ‘Virgen de la escarcha’. A raíz de aquello las personas le piden favores a través de sus oraciones.
La trascendencia de sus colecciones radica en poseer bienes muebles desde el siglo XVI, destacándose en estos una copia del libro del Concilio de Trento. El grupo de las estaciones y la Virgen de las Flores atribuidas a Miguel de Santiago, esculturas atribuidas a Caspicara, Santa Rosa de Lima atribuida a Legarda, obras firmadas por Rodríguez, Samaniego, Albán y Cabrera, son piezas únicas de incalculable valor, que pertenecen al tesoro artístico del Patrimonio Nacional y que se encuentran en su acervo.
Cuenta además con las mayores colecciones de miniaturas en tagua, corozo, marfil, de fines del siglo XVIII en adelante; y de mobiliario decorativo, principalmente escritorios (bargueños); que se presentan en exposición a nivel nacional, poseyéndose en reserva una cantidad igual de este tipo de bienes.


Cabe señalar que el principal sustento económico de las religiosas continúa siendo la elaboración y venta de los productos, donde con el uso de un torno pueden tener contacto con la gente de afuera.


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