DIRECCIÓN: Flores 150 y Bolívar (Plaza de Santo Domingo)
TELÉFONO: (593 2) 228 0518
HORARIO: lunes a viernes 09h15 a 13h00 y 14h00 a 16h30/ sábado 09h00 a
13h00
PRECIOS:
Adultos $1,00
Estudiantes y adultos mayores $0,50
Extranjeros $2,00
Los primeros religiosos de la
orden dominica se establecen en la Real Audiencia de Quito en el año de 1541,
fecha en la que fray Gregorio Zuazo solicita del cabildo quiteño los solares
para tal efecto, precisamente en los solares del sector de la Loma Grande se
estableció el Convento Máximo. La necesidad de atender los servicios pastorales
de la gran cantidad de doctrinas a lo largo de la Real Audiencia, determinó la
creación en el convento máximo de San Pedro Mártir y de un seminario en donde
se ofrecía formación humanística y sacerdotal.
El convento de Santo Domingo fue fundado en el año
de 1541; es considerado el segundo monasterio más antiguo en la historia de
Quito. Posee seis retablos y seis patios, los cuales se convirtieron en cuarteles
militares durante la Revolución Liberal.
Es importante analizar la
contribución del Padre Bedón a las artes quiteñas, no solamente en su aporte
personal en la pintura de caballete, pintura mural e ilustración de libros,
sino también en la enseñanza de las artes, por lo cual bien puede ser considerado
como el primer maestro de la llamada Escuela Quiteña. Cuando reorganizó la
Cofradía del Rosario, por su espíritu democrático concedió derechos de igualdad
a españoles y criollos, mestizo, indios, mulatos y negros. La docencia
artística de Fray Pedro Bedón, puede resumirse en las tres reglas básicas que
enseñó: primero el artista debe conocer las bases y reglas del Dibujo; la segunda
la práctica y ejercicio constante y la tercera la aplicación de lo conocido y
dominado a la obra.
Como lo señala el padre
dominico José María Vargas en su obra “Patrimonio Artístico Ecuatoriano”, el
decreto que creó la Ley de Patrimonio Artístico de febrero 1945, obligó que con
los cuadros y estatuas que poseyeran las órdenes religiosas de San Francisco y
Santo Domingo se organizaran en los locales ocupados por las Guardias Civiles
sendos museos.
Para el caso del “Museo de
Santo Domingo”, se contó con el financiamiento de la Casa de la Cultura y del
Municipio de Quito. Los fondos del museo se hallan compuestos fundamentalmente por
bienes del propio convento y otros que se han adquirido eventualmente. El museo
dominico fue inaugurado en su nuevo local el 6 de Noviembre de 1965. Según el
padre Gonzalo Valdivieso, su creación se da en dos etapas; la primera se forma
gracias a la iniciativa del padre José María Vargas, quien tomó a su
responsabilidad el abrir al público un espacio en el cual este pudiera apreciar
invaluable imaginería religiosa que cumplía y cumple aún, con el objetivo de evangelizar
al pueblo; el padre Vargas tiene el mérito de recolectar y organizar un gran
acervo de pinturas y esculturas de los siglos XVI y XVII que hasta ese momento
se hallaban dispersas por cada rincón del convento. Fray José María Vargas contaba
además, con el apoyo del padre Luís Tipán Rojas, por aquel entonces Prior del
Convento Máximo, con cuya ayuda organizó las obras en un sitio que servía de
sala de exposición, con miras de erigir un museo.
El Museo Dominicano se encuentra divido en tres
salas, las cuales poseen una gran variedad de obras tanto en pintura como en
escultura.
PRIMERA SALA: esta sala describe los inicios del convento de Santo
Domingo, muestra esculturas de sus dos fundadores, San Francisco y Santo
Domingo. Estas esculturas están elaboradas con la técnica del encolado, fueron
elaboradas por Francisco Albán.
Hallamos una escultura de Santo Domingo de Guzmán,
realizado por Bernardo de Legarda, un gran maestro de la Escuela Quiteña. Todas
estas obras de arte datan del siglo XVIII.
SEGUNDA SALA: esta sala guarda todas las obras que datan del siglo XVII poseen una
gran sincretismo, es decir, las piezas poseen tanto una tradición indígena como
simbología de la fe católica; es posible hallar influencia árabe ya que los
españoles fueron invadidos por los árabes y por esta razón las esculturas
tenían esas características.
En esta sala encontramos varias esculturas que
poseen ojos de vidrio, fueron talladas en madera y cubiertas con pan de oro.
Aquí podemos observar obras del siglo XIX el cual
fue la etapa de la decadencia de la Escuela Quiteña ya que ocurrió la época de
la independencia y todo el presupuesto fue utilizado para la guerra.
Una pieza que muestro el ejemplo de la decadencia
es la de San Pedro Mártir; es una obra simple que posee un tallado rústico.
TERCERA SALA: Fray Pedro Bedón se convirtió en el padre de la escuela de arte en
Quito, a su vez fue considerado como el primer pintor muralista.
La tercera sala posee varias obras que fueron
realizadas por el Fray Pedro Bedón. Entre sus trabajos más importantes
encontramos: los Libros Corales que poseen una decoración vegetal y una pasta
de cuero. Estos libros fueron elaborados en el año de 1688.
Se puede observar cuadros de Miguel de Santiago
como La Trinidad, también la escultura más destacada de Bernardo de Legarda, la
Virgen de Quito.
REFECTORIO: lugar donde antiguamente los sacerdotes se reunían a comer.
El techo es de madera y se lo denomina Artesonado,
posee pinturas que revelan la vida de Santa Catalina de Siena. Alrededor de
estas pinturas se encuentran los 54 mártires que murieron por tratar de
evangelizar y difundir su religión en diferentes partes del mundo. Tiene un
púlpito que lo utilizaban para leer la Biblia mientras los demás comían, se
decía que “mientras comía el cuerpo, el espíritu también lo hacía”.
Aquí se encuentra una hermosa sillería compuesta
por altos relieves que fueron elaborados en el siglo XVI.
En los corredores de este gran convento encontramos
obras de: Víctor Mideros, Fray Enrique Mideros. Una de las obras más
importantes de Fray Enrique es “Jesús Obrero”, la cual representa la unión del
comercio entre las regiones del Ecuador.
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