DIRECCIÓN: Vela 141 y Maldonado, parque de La Recoleta, junto al edificio del Ministerio de Defensa.
TELÉFONO: 02 3060 185
HORARIOS:
Lunes a domingo de 09h00 - 14h00, aunque
previa cita se puede atender a cualquier hora.
PRECIO:
Nacionales o extranjeros $1,00
Niños $0,50
Este hermoso complejo
arquitectónico corresponde a inicios del siglo XVII y se conservan en buenas
condiciones.
En este lugar se pueden
encontrar el testimonio de dos épocas importantes de la Historia del Ecuador:
La Colonial y la Republicana.
La Colonial
representada por la magnífica arquitectura de la Iglesia y el Convento y sobre
todo por la presencia aún de la ermita o cueva de recogimiento espiritual que
perteneció a Fray Pedro Bedón (primer pintor de la escuela quiteña), en donde
se encuentran frescos realizados por él mismo sacerdote, siendo ésta una de las
raras muestras, quizá la única en Quito.
De la época Republicana
quedan los jardines; uno de ellos diseñados por el Doctor Gabriel García
Moreno, así su obra de arte. No menos importante es el Salón Verde de estudio
Francés que construyeron las religiosas y en el que se realizaban ceremonias
estudiantiles y actos culturales. También se destaca la historia de labor y
misión de las hermanas del Buen Pastor.
Cuando una mujer toma
los hábitos en el convento del Buen Pastor, es bautizada nuevamente. “Antes era
la Madre Superiora quien les ponía el nombre, el día en que recibían los
votos”. Se lo hacía por las inclinaciones y personalidad de cada novicia.
Las monjas han dedicado
gran parte de su vida a la educación y a las obras sociales. Aprovechan el sol
que ingresa por las ventanas del convento para entibiar sus manos. Tiene el
pelo cano, la tez blanca y un ánimo inquebrantable.
Las primeras religiosas
llegaron desde Canadá en 1871. Fue por pedido del entonces presidente Gabriel
García Moreno. El propósito era crear un centro de acogida para la reeducación,
rehabilitación y guía espiritual de mujeres abandonadas, huérfanas o que habían
incurrido en actos de delincuencia y prostitución. “Ora es labora”, es una de
las frases que inspira y motiva la labor social de esta congregación.
Entonces, las
religiosas se instalaron en la Recoleta de Nuestra Señora de la Peña de
Francia. Este fue un convento dominico, fundado por Fray Pedro Bedón, en 1600.
Por un camino de piedra, la hermana Liz Reascos, guía y administradora del
museo, desciende hacia la parte trasera del convento donde se conserva un
antiguo mural, dentro una ermita. En este sitio encontraron siete cuevas que
eran utilizadas por los frailes dominicos para los retiros espirituales y sus
penitencias.
El Buen Pastor,
representado en una escultura de piedra traída desde Latacunga, se impone en el
patio central del convento. Alrededor se levantan tres pisos con muros que
bordean los 80 cm de ancho. En la segunda planta, entre los corredores de
madera están las habitaciones con una cama, un armario, una cómoda y un
reclinatorio que revelan la sencillez con la que viven las religiosas.
El arte religioso se
distribuye en varias habitaciones de los tres pisos. La capilla, de una sola
nave y tres cúpulas sobre el altar mayor, recibe cada domingo a los feligreses
y visitantes que acuden a oír misa.
En las paredes y techos
se destacan los detalles florales pintados por las primeras religiosas que llegaron
a Quito. Enredaderas y flores de lis enmarcan ángeles y santos que custodian el
colonial templo. El frío y la humedad están acelerando el proceso de deterioro
de los murales de este conjunto patrimonial. En dos pequeños nichos a ambos
lados del altar se teje otra de las sorprendentes historias de este convento.
“El corazón de Gabriel García Moreno y de monseñor José Ignacio Checa y Barba
se guardaban en esos nichos”.
Actualmente hay unas 20
religiosas del Buen Pastor que mantienen una vida de retiro en Pomasqui y El
Quinche.
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