UBICACIÓN: Barrio El
Tejar, El Retiro y Rojas.
CONTACTOS: 221 83 14
FECHA DE CREACIÓN: Construida
en 1748 con ladrillos y tejas
El templo que data del
siglo XVII es un sitio donde arcos de ladrillo y decorados con murales y
retablos. Raúl Almeida, de la Agencia Metropolitana de Noticias, detalla la
historia de esta edificación patrimonial ubicada en un popular barrio del
Centro Histórico.
El Municipio del
Distrito Metropolitano de Quito entregó, a la comunidad de las hermanas
Lauritas de El Tejar, a los padres mercedarios y a la comunidad de este
populoso sector del Centro Histórico, la capilla San José de la Recoleta del El
Tejar restaurada por el Fondo de Salvamento, FONSAL. La inversión fue de USD
200.000
En el acto se presentó
el libro Historia del Arte en El Tejar de la Merced una obra realizada por la
investigadora María Antonieta Vásquez y el historiador Alfonso Ortiz Crespo. El
texto fue editado por el Municipio de Quito a través del Fonsal.
El vicealcalde, Jorge
Albán, indicó que Quito cuenta con capillas y conventos que forman parte de ese
patrimonio que ha hecho de nuestra ciudad un ejemplo de conservación y es un
atractivo para miles de turistas nacionales e internacionales.
“Algunas iglesias se
han convertido en sitios de exhibición para turistas dejando de lado la función
religiosa para la que fueron construidos. Por eso, estos espacios deben ser
mantenidos y respetados porque son parte de la vida de los quiteños y
quiteñas”.
El Municipio está
empeñado en establecer una alianza con todas las órdenes religiosas para
mostrar los conventos y de esta forma la gente conozca sus archivos históricos,
recorra las iglesias y mire, por ejemplo, los cuadros de Miguel de Santiago o
los tallados de Caspicara, Goribar y otros grandes exponentes del arte
religioso de Quito.
Monseñor Ricardo
Chamorro, de la orden de Los Mercedarios, indicó que en el sector El Tejar
funcionaba en el siglo XVII las fábricas de ladrillos. Allí cientos de
indígenas fabricaban tejas y ladrillos que se utilizaban para levantar el
templo y el convento de La Merced.
Luego, el fraile
Francisco de Jesús Bolaños llegó hasta el sitio donde hoy se encuentra la
capilla de San José y dio inicio a la construcción de esta singular capilla, el
convento para los frailes, la hospedería de La Ermita y posteriormente el
cementerio de El Tejar.
Con la expulsión de los
jesuitas, Francisco de Jesús Bolaños convirtió a este sitio en un centro de
reflexión para religiosos de varias congregaciones, historiadores y filósofos.
Se dice también que en un tiempo la Curia de Quito les quitó este convento y
los frailes negociaron su devolución con un copón de oro.
La intervención del
templo contempló la rehabilitación integral de la cubierta y pisos de la
capilla, consolidación de las cabezas de muro, recuperación de los muros de
adobe, pintura mural, pintura de caballete, escultura y maderas de los
retablos.
Se instaló la cubierta
provisional, desentejado de la nave principal, limpieza de las tejas y su
impermeabilización, desinfección de crujías, preservación de la estructura de
cubierta y anclaje de las cerchas.
A esto se sumó el
retiro del cielo raso de carrizo, mantenimiento del sistema constructivo
original de ala izquierda, consolidación de las cabezas de muro, resane de
enlucidos, reparación de canales y bajantes de lluvias, mantenimiento de
instalaciones eléctricas, recuperación de pisos y pintura de la edificación.
La capilla de San José
es muy importante para los quiteños y quiteñas no solo por sus belleza
arquitectónica sino porque en la cripta interior de la Capilla de San José
descansan los restos de Eugenio de Santacruz y Espejo, precursor de la
Independencia y uno de los más ilustres quiteños que destacó en el campo del periodismo,
la abogacía y la medicina. Fue bibliotecario.
Espejo murió el 26 de
diciembre de 1795 a los 48 años de edad, y en su testamento dejó escrita su
voluntad de que el momento que fallezca sus restos fueran enterrados en el
cementerio de El Tejar.
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