DIRECCIÓN: 4 km al norte de la población de San
Antonio, en el extremo oriental de una planicie limitada por los cerros de la
Providencia y Catequilla (este) y La Marca y Padre Rumi (oeste).
HORARIO: De Lunes a Domingo 10:00 a 22:00
PRECIO: $4,00
El Pucará de Rumicucho también
conocido con el nombre de Lulumbamba, fue construido por los incas entre 1480 y
1500. Se les atribuye a ellos su construcción porque los materiales
arqueológicos revelan presencia incaica: en los bordes de cada terraza se
construyeron muros de pirca utilizando piedra andesita, unida con argamasa de
tierra y cascajo de pómez.
Esta misma técnica se
utilizó para la construcción de los
espacios del interior del pucará, que en la época de uso debieron tener techo
de madera y paja. Como ya se mencionó, no se descarta también la ocupación de
pobladores nativos ya que en el sitio se han hallado testimonios de ocupación
simultánea de señoríos de la zona: Quitus y Caranquis principalmente.
Rumicucho significa
«rincón de piedra» y antiguamente era llamado Lulumbamba o «planicie fértil»,
nombres dados por su privilegiada ubicación sobre la colina de forma oblonga y
a desnivel que permitió la construcción del espacio aterrazado, para lo que
también se realizaron modificaciones intencionales a la superficie. Sobre una
colina natural de aproximadamente 600 metros de largo, 150 metros de ancho y 24
metros de altura, se modificó el área para conseguir esta estructura piramidal
caracterizada por sus espacios horizontales o terrazas.
Este pucará tiene una
distribución alargada en dirección norte sur. El espacio arquitectónico de
Rumicucho presenta cinco espacios horizontales o terrazas que poseen diferentes
formas y tamaños, siendo las más comunes las formas rectangulares, circulares,
y cuadrangulares. Según las investigaciones el espacio del pucará se distribuyó
en tres áreas bien marcadas: una ceremonial, en la tercera terraza; un espacio
de consumo de alimentos y probable lugar ritual, en la segunda y primera
terraza; mientras que la quinta terraza y los espacios laterales fueron
domésticos y habitacionales.
La mayoría de pucarás
distribuidos a lo largo de la región andina han tenido fines militares y de
observatorio. En el caso de esta majestuosa construcción, según se desprende
del párrafo anterior, se la usó con varios fines. El primordial fue el fin
estratégico-militar, y en segundo lugar fue usado como espacio de actividad
ritual, esto último en especial por su cercanía con la Mitad del Mundo. Además,
las investigaciones insisten en su ocupación habitacional por la evidencia de
cerámica, restos de animales, y utensilios de uso diario, que presuponen la existencia
de una gran cantidad de ocupantes, entre
Incas y pueblos nativos de la zona, como los Caranquis, Quitus, Panzaleos y
Cuasmal.
La población asentada
en este lugar, a más de cumplir labores relacionadas con la subsistencia y
actividades militares, se dedicaba a la elaboración de tejidos ya que se han
encontrado variedad de herramientas textiles elaboradas en hueso de camélido,
principalmente de llamas.
Desde Rumicucho se pueden observar los cerros
de La Marca y el Cayambe, elevaciones que forman una línea horizontal en
sentido este-oeste por donde atraviesa el sol durante el equinoccio. Por esto
se cree que el pucará de Rumicucho fue también un lugar de adoración al Sol y
observatorio astronómico.
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