DIRECCIÓN: 12 de
Octubre, entre Patria y Veintimilla
TELÉFONO: 2991700
HORARIO: Martes a
Domingo 10:00 am a 5:00 pm
PRECIOS: Extranjeros
$2, público en general $1
En La Circasiana,
Jacinto Jijón y Caamaño se dedicó toda su vida a la recolección de piezas
arqueológicas que fue encontrando en una labor a la que se dedicó desde joven,
y que la dejó solo por su muerte, en 1950.
Este aristócrata
quiteño nació en 1890 y su inclinación por la arqueología empieza en su primer
encuentro con González Suárez. Él, como presidente de la Academia Nacional de
Estudios Históricos, fue quien lo motivó a la recuperación y estudio de las
culturas ancestrales del país
Jacinto Jijón y
Caamaño, desde casi el inicio de toda su vida fue el heredero de una de las
familias más ricas de Quito, se dedicó a rescatar y estudiar las piezas
arqueológicas contenidas en el suelo ecuatoriano. Su reserva se convirtió en un
museo histórico y funcionó en su casa de La Circasiana. Por su decisión, en
1963 las piezas fueron donadas a la Universidad Católica. Actualmente se
exhiben en el segundo piso de la biblioteca de la institución. Pero se tiene previsto
su traslado al Centro Cultural Universitario.
Entre los años de 1909
y 1925, Jijón y Caamaño se dedicó a la prospección de suelos en las provincias
ecuatorianas de Manabí, Carchi, Imbabura, Pichincha, Cotopaxi, Tungurahua y
Chimborazo. Incluso realizó excavaciones en Maranga, en la zona norte de Perú.
De esta manera, sus esfuerzos le permitieron establecer, por análisis
estilístico de las piezas halladas, las culturas Protopanzaleo, Panzaleo,
Tuncahuán y Puruhá. Además su labor ayudó a definir las culturas imbabureñas,
manteña e inca en el país.
Según Ernesto Salazar,
la importancia de la obra de Jijón y Caamaño está en que se logró establecer la
primera secuencia cultural del Ecuador precolombino. Su interpretación fue
esencialmente difusionista, concibiendo el desarrollo de los grupos locales
como resultado de oleadas culturales de Centroamérica y los Andes centrales.
Uno de los mayores
anhelos del coleccionista Jacinto Jijón y Caamaño fue que cuando el muera, todo
su reserva, todo por lo que había trabajado toda su vida, su mayor pasión que
fue la excavación y encontrar restos arqueológicos que nos representan como
personas, como país y como cultura, se donara a una institución que cuidara y
preservara todo su tesoro para que generaciones futuras puedan observar y
admirar las maravillas de nuestros aborígenes que habitaron en nuestra patria.
En 1963 haciendo
realidad el sueño de su esposo, la esposa de Jacinto y su hijo donaron las
piezas a la Universidad Católica de Quito. Entonces se estableció el Museo
Jacinto Jijón y Caamaño. Y a la reserva arqueológica se sumó buena parte de la
particular del arqueólogo Max Uhle, que incluye material cultural de
Centroamérica y Perú. De más reciente data fueron incorporadas las colecciones
de arte de las familias Jijón y Navarro.
En la primera se reúnen
lienzos, esculturas, muebles, efectos personales y juguetes de los siglos XVII
en adelante.
Aquí sobresalen los nombres de Miguel de
Santiago, Bernardo Rodríguez, Manuel de Samaniego, Manuel Chili y Bernardo de
Legarda. En la segunda, en cambio, se exhibe una nutrida pinacoteca de autores
nacionales de los siglos XIX y XX, entre los que destacan Joaquín Pinto, Juan
Manosalvas, Luís Cadena, Antonio Salas, Víctor Mideros, Juan Pablo Sanz, Juan
León Mera Iturralde, RouraOxandaberro y Oswaldo Guayasamín.
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