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martes, 12 de mayo de 2015

MUSEO DE SITIO LA FLORIDA

DIRECCIÓN: Calle Antonio Costa, entre Román y Fernando Corral (en el barrio San Vicente de La Florida). Al norte de Quito.
TELÉFONO: +593 3 803043
PRECIO: entrada libre


El museo de sitio ocupa un territorio donde anteriormente se encontraron tumbas de culturas ancestrales. 
El yacimiento arqueológico de La Florida se encuentra en una pequeña “planicie” que domina el sector del aeropuerto de Quito, en las laderas de Pichincha, debajo de una zona denominada “el sombrerito”, antes ocupada por la antigua hacienda Osorio (barrio conocido bajo el nombre de San Vicente La Florida -sector Chaupicruz). Fue descubierto por casualidad, en 1980, al construirse una cancha de fútbol.
Este sitio es una necrópolis precolombina cuya ocupación fue fechada entre los años 200 y 600 d.C. No obstante, en las proximidades del yacimiento, se habría identificado una casa del Formativo fechada en el 2 000 a.C., lo cual evoca una presencia humana mucho más temprana en la zona.


Las sepulturas se encuentran actualmente bajo techo, y su reconstitución se puede observar desde una pasarela de madera. Al lado de este conjunto, se encuentra el museo como tal, el cual exhibe una muestra de las piezas halladas en las tumbas. Por otra parte, en el museo de sitio, se aprecian muestras de vasijas, fragmentos de textiles, tinajas, cajas de llipta, túnicas mortuorias con madre perla, caracoles.

Tal como lo atestiguan las fuentes etnohistóricas de la Colonia temprana, la zona de La Florida formaba parte del señorío del cacique “Pillajo e Ipia”, el cual se extendía hasta Cotocollao. Ipia formaba parte de un grupo de caciques principales pudientes que controlaban a caciques menores, y habrían basado su poder en el control de extensas redes comerciales. Del cacicazgo de Ipia dependía así el de Guamansara, que abarcaba la zona de Rumipamba, a cuyos talleres textiles estuvo eventualmente asociada La Florida. De hecho, en la actual comunidad de Santa Clara, todavía subiste el apellido “Guamansara”.
Estos caciques se aliaron a los Españoles con la intención de expulsar a los Incas de su territorio, por lo que, a manera de castigo, Rumiñahui los aniquiló en la quebrada de Pomasqui, cortándole la cabeza a Ipia. Habría sido el grupo cacical de Ipia el que habría sugerido a los Españoles asentar la ciudad que querían fundar en las faldas del volcán Pichincha, por tratarse éste de un lugar protegido de las amenazas volcánicas.
El sitio de La Florida como tal es un cementerio planificado, con tumbas de pozo profundo. En superficie, estaba cubierto por un bohío.
La reconstitución de la tumba que se puede observar actualmente en el yacimiento da cuenta de dos niveles: el más profundo –y el más antiguo también- cuenta con cuatro individuos. Sobre este nivel, se presenta otro, subdivido a su vez en dos: una primera fila de seis individuos, sobre la cual reposan esteras sostenidas con palos que sirven de base a otra hilera de seis individuos sobrepuesta a la primera. Los difuntos se encontraron sentados, con las piernas dobladas, las manos en el pecho y envueltos en un fardo funerario.

Así, la cultura que ocupó el sitio de La Florida da cuenta de un control total de su entorno ecológico: sus habitantes conocían perfectamente los lugares idóneos para ubicar sus asentamientos, especialmente de cara a posibles amenazas naturales tales como inundaciones o erupciones volcánicas, y al acceso a recursos claves. Entre la dieta de esta cultura, aparecen la papa, el chocho, el melloco, la quinua. Se consumía también ciervo y sacha cuy aunque estos dos últimos elementos formarían más bien parte de comidas de estatus.


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