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martes, 12 de mayo de 2015

BASÍLICA DEL VOTO NACIONAL

DIRECCIÓN: calles Venezuela y Carchi, en el barrio San Juan.
TELÉFONO: 2289428


La historia de la Basílica está vinculada a los Padres Misioneros Oblatos del Amor Divino al Corazón de Jesús y de María, la única Congregación de Sacerdotes nacida en el Ecuador, fundada por un excepcional y visionario ser humano, Julio María Matovelle. La Basílica surgió de la idea de construir un monumento como perpetuo recuerdo de la consagración de la República del Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús, planteada por el padre Julio Matovelle, diputado de la República en 1883, cuyo acto fue realizado por el segundo presidente ecuatoriano, Gabriel García Moreno, a través de un decreto legislativo.
En un prinicipio se pensó eregirla en un terreno plano, exactamente al norte de La Alameda, en el sector de El Belén; en donde se pueda lucir un amplio atrio, por lo cual en el año 1884, la Convención designó comprar unos terrenos ubicados en esta zona, pero luego de los estudios preliminares se determina que no son lo suficientemente sólidos para construir un edificio de la envergadura deseada y que se deberían realizar gastos sumamente altos. En el año de 1884 el Congreso Nacional aprueba su edificación, sin embargo esta no pudo llegar a buenos términos debido a que se decide cambiar la ubicación de la construcción; para lo cual el Arzobispo de Quito, José Ignacio Ordóñez, con fecha 20 de febrero de 1890, propone comprar los terrenos de la familia Hurtado, vecina de la loma de San Juan, por ser estos mucho más estables y sólidos, capaces de contrarrestar a los temibles terremotos ecuatorianos. 

Rosetón
Los terrenos fueron adjudicados por decreto constitucional, del Congreso de la República del Ecuador en Julio de 1890. De allí en adelante se localizaría al Templo en lo que hoy son las calles Venezuela y Carchi. Esto lo convertiría posteriormente, en el mirador privilegiado de Quito, único e irrepetible.
Desde las alturas de sus torres se puede observar por los cuatro puntos cardinales la vida y milagros, los contrastes sociales del Quito de antes, de hoy y de siempre.
El diseño y la planificación estructural para La Basílica, estuvo a cargo del arquitecto francés Emilio Tarlier, que ya había tenido experiencia en construcciones similares en España, Francia e Inglaterra. La influencia europea se destaca en ella, pues la fachada se parece a la Catedral de Burgos (España) y a la de Notre Dame (Francia). La diferencia está en el color de la piedra.
Para la financiación de la obra, el Congreso Nacional, y de acuerdo a la ley de presupuesto de ese año, designó la cantidad de 12.000 pesos del Erario Nacional (presupuesto anual); pagaderos a 1000 pesos por mes desde el año 1884. Por decreto del 3 de julio de 1885, el IV Concilio Provincial Quiteño convirtió la construcción de la Basílica en compromiso religioso a nombre del país. Con aprobación del Papa León XIII, se comenzó la construcción del monumental edificio. Para lo cual en el año de 1890 se puso la primera piedra. La concepción de los sacerdotes oblatos, en aquella época, era que la iglesia debía ser majestuosa “para recordar que representa el consagrado Corazón de Jesús, que es la justicia social”.
Durante los años siguientes para proseguir con la construcción, se aceptaron donaciones de creyentes quienes proporcionaron dinero, mano de obra o materiales de construcción a cambio de grabar sus nombres en las piedras, nombres que en la actualidad se pueden apreciar en un muro de 3 metros de alto, conocido como Muro de las donaciones; adicional a esto el estado en el año de 1895 implantó un impuesto por las compras de la sal para continuar con la edificación.
La Basílica se levantó con piedras rosadas traídas del Pichincha y otras de color gris, de la parroquia Lloa. Las etapas de su construcción están marcadas por dos capillas, comenzó a construirse desde la capilla del Sagrado Corazón de María hasta 1909, la decoración de esta es muy colorida, las bóvedas de crucería lucen un color dorado que le da calidez. A un costado se hallan las patronas de América Latina, cuenta con 17 espacios, pero solo 14 están ocupados. Las imágenes de las vírgenes de Chile y Colombia llegaron primero y fueron donadas por las embajadas de esos países.
El Santuario del Corazón de Jesús ubicado a la salida de la capilla antes mencionada fue la construcción con la que se concluyó la gran iglesia. Su altar es diferente al de la capilla del Corazón de María y rompe con el diseño común en las más antiguas iglesias de Quito debido a una sobria decoración. Tiene unas letras doradas sobre un fondo blanco en la base, se trata de un texto que es el decreto legislativo con el que García Moreno consagró al Ecuador.
A los costados, detrás, se levantan las tumbas de quienes hicieron posible la obra. En figuras de cemento descansan los bustos sobre grandes cajas, de García Moreno y Monseñor Juan Checa y Barba.
En el altar reposa el cuadro réplica del Sagrado Corazón de Jesús, pintado en Roma por Rafael Salas y muestra un rayo de luz que sale del corazón de Jesús el cual ilumina al Ecuador. Tiene un marco de pan de oro y descansa sobre un fondo rojo.
El templo en si cuenta con 16 capillas, este número se debe a la cantidad de provincias que había en el año que se la construyó. En ellas estaba previsto levantar los altares de las vírgenes de las provincias del Ecuador, pero solo algunas pudieron ocuparse. Sin embargo en las que estaban vacías se ubicaron santos y beatos ecuatorianos.
Las gárgolas que deberían posarse sobre La Basílica, como otros templos europeos góticos, solo están sobre la capilla del Sagrado Corazón de María. Las gárgolas de el templo no representan animales mitológicos, debido a que estos fueron desplazados en el diseño por lo tanto los animales que la decoran son animales endémicos y exóticos de la fauna ecuatoriana como caimanes, tortugas de Galápagos, piqueros de patas azules, armadillos, monos aulladores y pumas.


Ellos, a más de servir como decoración, se utilizan para canalizar el agua de la lluvia. Muchas personas manifiestan que les causa temor esta decoración. En una de las torres está el cóndor, que simboliza el ave nacional del Ecuador. El padre Cristancho menciona: “Su nombre se debe a que mide 115 metros, que es la cantidad que necesita esta ave para levantar el vuelo”.
Sobre las paredes están grandes vitrales que representan la vida de la Virgen María y de Jesús. En la parte superior de las fachadas se hallan 24 círculos, en donde se colocarían los escudos de los países de América. El último que fue ubicado es el de Colombia, como gesto de fraternidad con Ecuador. Sin embargo hay varios espacios por llenar. Algunos son las acróteras que están alrededor de La Basílica, estos son lugares que están destinados para las figuras de los santos.
Una frase popular menciona que “no hay ninguna basílica terminada, porque cuando se lo haga, se acabaría el mundo”.
Es la única iglesia ecuatoriana bendecida por un Papa. Juan Pablo II la visitó y le dio su bendición en 1985, pero la inauguración oficial fue el 12 de julio de 1988. Siendo la iglesia neogótica más grande del Ecuador y de América Latina.


En el exterior de las torres están los relojes con tres esferas. El ambateño Marcos Meza fue quien los compuso después de que su padre Luis cambiara el reloj electromecánico original de Ernesto Lucero. Antes las campanas sonaban, pero actualmente lo que se busca es que el turista llegue a ellas y las haga repicar.




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